domingo, 5 de marzo de 2017

16ª Caminada Popular de l'Urgell

A veces me pasa que, acostumbrada a ir siempre corriendo, no se me pasa por la cabeza caminar. Es como si fuera algo raro, casi diría que prohibido, es una sensación extraña. Pero, por otra parte, me encantan las caminatas y las marchas no competitivas. Se respira un ambiente muy diferente que en las carreras y la mayoría están abiertas tanto a corredores como a caminadores. Puedes ir al ritmo que te apetece, sin presiones de ningún tipo y eso, en mi opinión, las hace ideales como una opción de entrenamiento.
Antes de la salida.
Ya os he explicado que estoy siguiendo un plan bastante riguroso de cara a la Trail Menorca Camí de Cavalls, y es justamente durante el fin de semana que dispongo del tiempo necesario para hacer las salidas largas. Por ese motivo soy muy estricta con las pruebas en las que participo, que normalmente deben cumplir el requisito de tener un kilometraje elevado. Pero hoy tenía una cita ineludible: la 16ª Caminada Popular de l'Urgell, organizada por la Associació Excursionista l'Urgell, de la que soy socia. Sólo eran algo más de 18 km, demasiado poco para mi plan, así que decidí realizar una salida larga el sábado y complementarla con los kilómetros del domingo.

Una vez solucionado el tema del entrenamiento, intenté buscar acompañante. Jordi imposible, pues no le gustan este tipo de pruebas. Mi hija, aunque hace atletismo y balonmano, es demasiado pequeña para tantos kilómetros. Mi hijo Aleix era el acompañante perfecto. Le veo poquísimo, ya que está estudiando un bachillerato internacional científico en Girona, así que mataríamos dos pájaros de un tiro: disfrutar de unas horas al aire libre haciendo ejercicio y aprovechar para charlar los dos un buen rato. Claro que no se me antojaba fácil convencer a un chico adolescente de madrugar y pasar el domingo por la mañana corriendo con su madre, ja, ja, ja... Quizá la clave fue que le expliqué que los avituallamientos eran exquisitos con su bocata de longaniza y que además le regalaban unos calcetines deportivos personalizados, o tal vez le dí pena, pero la cuestión es que me dijo que sí.
Siguiendo a Aleix.
Y la verdad es que ha sido una experiencia preciosa. El itinerario, exquisitamente marcado, discurría por una zona poco conocida de nuestro término municipal, por antiguos senderos y caminos utilizados por cazadores y ahora en desuso. Unos caminos que discurren entre márgenes de piedra, rodeados de campos de cultivo muy verdes en esta época del año. Entre bosques de pinos, encinas y un espectáculo visual de los almendros en flor. Y, en el horizonte, la Sierra del Montsec y las cumbres nevadas del Pirineo.
Entre almendros en flor.
Los días empiezan a ser más soleados. Aún hace frío, pero se acerca la época en la que es más agradable correr, aliviados de las nieblas y las heladas del invierno y aún lejos de los calores del verano. La semana que viene es la Marxa dels Castells de la Segarra.

¡Ya os contaré!

2 comentarios:

  1. ¡Enhorabuena! Me gusta mucho leerte y ver cómo compaginas los entrenamientos con la familia. Espero que cuando mis hijas sean mayores también me acompañen a carreras. Un abrazo de otra madre corredora

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  2. La verdad es que es el mejor regalo que te pueden hacer :-)
    ¡Un abrazo!

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